Cuando decimos Vietnam resulta imposible no remitirse a la terrible guerra que la tuvo por escenario. Cientos de películas norteamericanas dieron vida a escenas bélicas, actos de heroísmo y otros deleznables e inhumanos. Lo cierto es que en el imaginario colectivo Vietnam es sinónimo de guerra de guerrillas y del fracaso de la gran potencia en este campo.
Hoy en día, Saigón saca rédito de la guerra convirtiéndola en objeto de interés turístico y se pueden adquirir todavía rezagos de guerra que los turistas llevan como recuerdo: cascos del Vietcong, condecoraciones, medallas y también, los populares mecheros Zippo con inscripciones de los soldados norteamericanos.
Uno de los sitios más visitados son los túneles de Cu Chi, un distrito ubicado a 70 kilómetros al norte de Saigón y lugar donde terminaba la ruta de abastecimiento del Vietcong. La intrincada red de túneles comenzó a excavarse en 1948 para ocultarse de los franceses y ya en 1968 superaba los 200 kilómetros de extensión. El tour permite entrar y recorrer los estrechos pasadizos que estaban divididos en tres niveles: a tres, seis y nueve metros por debajo del nivel del suelo. Una verdadera ciudad subterránea que incluía trampillas de acceso, respiraderos, hospitales, cocinas, escuelas, zonas de descanso, almacenes y centros de mando y que permitió a un gran número de vietnamitas, salvarse de morir abrasados por las bombas de napalm.
El recorrido incluye la posibilidad de disparar un fusil Kalasnikov ofrecido por un hombre ataviado con la vestimenta de un vietcong que provee, además, un cargador con diez balas.
Una experiencia conmovedora por cierto.
Vía: Vietnam